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Fumar incrementa la probabilidad de desarrollar síntomas severos de COVID-19, de ingresar en las Unidades de Cuidados Intensivos y de morir víctima de esta pandemia

Fumar incrementa la probabilidad de desarrollar síntomas severos de COVID-19, de ingresar en las Unidades de Cuidados Intensivos y de morir víctima de esta pandemia

Fecha de publicación: 25 de mayo de 2020
La semFYC arranca la edición número 21 de la Semana Sin Humo —caracterizada por la irrupción de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2— con la presentación de un análisis de investigaciones y revisiones llevadas a cabo por diferentes sociedades científicas como la ENSP (European Network for Smoking and Tobacco Prevention), la Sociedad Española de Epidemiología o la propia semFYC. El Grupo de Abordaje al Tabaquismo concluye que fumar incrementa tanto la probabilidad de desarrollar síntomas severos de COVID-19, como de ingresar en las Unidades de Cuidados Intensivos hospitalarias, requerir ventilación mecánica y fallecer víctima de dicha enfermedad. Mientras, el tabaquismo provoca en España hasta 52.000 muertes año tras año directa o indirectamente vinculadas al consumo.

El Estado de Alarma y la reordenación de los circuitos de atención en los Centros de Salud ha modificado el desarrollo natural de la Semana Sin Humo, caracterizada por la presentación de los resultados de su encuesta homónima y por la realización de numerosas actividades presenciales en los Centros de Salud de todo el territorio nacional, como espacio de atención más próximo a la comunidad. Sin embargo, el Grupo de Abordaje al Tabaquismo de la semFYC (GAT-semFYC) constata que “cualquier actividad de concienciación de deshabituación tabáquica toma ahora más relevancia que nunca dada la relación que tiene el tabaco con las patologías respiratorias”. Con miras a concienciar sobre el riesgo de mantener esta conducta, GAT-semFYC ha realizado un análisis orientado a buscar evidencias de la relación entre tabaquismo y COVID-19.

 



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Confinamiento y tabaquismo

Además de las propias complicaciones que el binomio epidemia de COVID19-tabaquismo implica, existe un conjunto subyacente de elementos que cabe señalar, como la relación entre confinamiento y tabaquismo, o el mayor riesgo de contagio que suponen algunas forma de consumo tabáquico como las cachimbas.

En relación al grado de consumo y al posible cese del mismo durante el confinamiento, la encuesta de la Semana Sin Humo de este año, extraordinariamente disponible hasta el próximo 31 de mayo, ha incluido varias cuestiones sobre tabaquismo y COVID. Precisamente, una de ellas pregunta a los médicos de familia si han detectado relación entre el confinamiento y la prevalencia de tabaquismo en España.

Los comportamientos de los fumadores durante este periodo, consumos o ventas de elaboraciones de tabaco, permitirán extraer estimaciones válidas analizadas convenientemente con tiempo suficiente”, señala Emilio Salguero, coordinador de la Semana Sin Humo.

 

Evidencia existente entre tabaquismo y eventos adversos en COVID19

En esta revisión de la evidencia, según señalan desde el grupo de Abordaje al Tabaquismo, los antecedentes orientan sobre la peligrosa relación que puede tener fumar en tiempos de COVID- 19. Los primeros estudios han demostrado que, por ahora, el único mecanismo de entrada del SARS- CoV-2 es un receptor muy específico: el llamado ECA 2, que se encuentra especialmente presente en el epitelio del aparato respiratorio.

El dato preocupante, señalan desde el Grupo de Abordaje al tabaquismo de la semFYC, es que se ha demostrado en estudios histológicos que la expresión de estos determinados receptores es mayor (hasta un 25%) en pacientes fumadores. Incluso en exfumadores recientes esta expresión es mayor que en no fumadores, aunque menor que en fumadores activos”. De este modo, la mayoría de los estudios y revisiones de las diferentes series de casos, apuntan a que los fumadores con enfermedad COVID-19 tienen peor pronóstico.

El Grupo de Abordaje al tabaquismo de la semFYC señala que hay estudios que aseveran que los fumadores son 1,4 veces más propensos a tener síntomas más severos de COVID-19; y son aproximadamente 2,4 veces más sensibles a ingresar en UCI, a necesitar respiración asistida o a morir, comparado con no fumadores. En otra revisión más reciente se definen los 3 principales factores de riesgo para desarrollar una condición crítica o mortal en COVID-19: ser varón, tener más de 65 años y fumar. Por último, en un metaanálisis publicado online el pasado 11 de mayo, los autores concluyen que, según sus análisis, fumar es un factor de riesgo de progresión de la COVID-19, de modo que los fumadores tienen casi dos veces más posibilidades de progresión severa de la enfermedad que los no fumadores.

 

Paralelismos con otra patologías

Revisiones científicas recientes nos demuestran que el fumador es más propenso a tener infecciones respiratorias, desde infecciones de vías altas hasta catarros pasando por neumonías. En cuanto a epidemias anteriores de otros coronavirus como el MERS, (epidemia que se extendió en Oriente Medio en 2014 con menor capacidad de contagio, pero con mucha mayor letalidad), las revisiones científicas informaron de que ser fumador o haber fumado era un importante factor de riesgo que llegaba a triplicar la probabilidad de sufrir la enfermedad y, además, aumentar la mortalidad.

Además de supuestas mayores complicaciones, podría existir un riesgo mayor de contagiarse de COVID-19 por el mero hecho de fumar. Gestos como llevarse la mano que sujeta al cigarrillo a la boca o el uso de ceniceros no privados, podría aumentar el riesgo. Este riesgo es muy alto si se comparten fuentes de consumo como cachimbas o porros. “Todos estos antecedentes nos orientan sobre la peligrosa relación que puede tener fumar en tiempos del COVID- 19”, concluyen desde el Grupo de Abordaje al Tabaquismo de la semFYC.

El Grupo de abordaje al tabaquismo, tajante: la nicotina no protege

En relación al reciente estudio francés ampliamente difundido que, en las observaciones de una serie de casos, apuntaba que la nicotina podría ser un factor protector, el Grupo de Abordaje al Tabaquismo de la semFYC señala que “tras el revuelo ocasionado por dicha información, un análisis posterior detectó que existían importantes sesgos de selección y de observación ya que, entre otras cosas, excluían a los pacientes que ingresaban en UCI, por lo que los pacientes más graves quedaban fuera del estudio, no estando por tanto esta hipótesis fundamentada por ninguna evidencia científica sólida, ni siendo apoyada por ninguna sociedad científica”.

 

El tabaquismo en datos

Más allá de la extraordinaria afectación que el COVID19 está teniendo sobre el día a día en las consultas de los médicos de familia, la realidad es que la prevalencia del tabaquismo y sus consecuencias para el Sistema Nacional de Salud son devastadoras: Cada año el tabaco mata directa o indirectamente a unas 52.000 personas en España y a 8 millones en el mundo, cifras muy superiores a las de otras enfermedades que nos ocupan, incluida la pandemia por COVID-19.

“Y mientras para esta pandemia no disponemos aún de tratamientos de eficacia contrastada, para la dependencia al tabaco disponemos de la combinación terapia conductual + fármacos de primera línea, que multiplica por 10 las probabilidades de abandono respecto a los intentos que el fumador realiza sin ayuda profesional”, señala Emilio Salguero, coordinador de la Semana Sin Humo.

Por su parte, el presidente de la semFYC apunta, alrededor de la cifra de 52.000 fallecidos que “los médicos de familia nos tenemos que mentalizar que cada año perderemos a dos pacientes por culpa del tabaco”, señala Salvador Tranche. El presidente de la semFYC añade que “el personal médicos y de enfermería de los Centros de Salud estamos en la mejor situación para realizar una intervención breve sobre el consumo de tabaco y para ofrecer tratamiento a todos aquellos que están dispuestos a dejar de fumar y no pueden lograrlo con sus propias fuerzas, pues el 70% de los fumadores pasan por nuestras consultas cada año, el 95% al cabo de tres años, y gozamos de conocimientos, medios y el prestigio de nuestros pacientes”.

Por su parte, el responsable de la Semana Sin Humo 2020, Emilio Salguero, aprovecha esta celebración para enviar un mensaje a las personas que fuman “para que hagan (otro) intento de abandono”; y a los profesionales sanitarios, “para que prioricen en base a la evidencia, colocando en primer lugar aquellas actividades que han mostrado resultar más coste-efectivas, como la ayuda a los fumadores con el objetivo de lograr el cese del consumo”. Además el GAT-semFYC insiste en que, a pesar de la reorganización de las consultas a causa de la COVID19, “todo paciente que desee abandonar el tabaco contará con la ayuda necesaria para dejar de fumar por parte de los sanitarios de su centro de salud aunque no sea presencial”.

Según indica Salguero, “llevamos décadas recogiendo evidencias de que el tratamiento (“intensivo”) del tabaquismo, a través de abordaje conductual + fármacos de primera línea (cuando son necesarios) posee una relación más favorable, tanto en beneficio-riesgo como en coste-efectividad, que buena parte de las actividades que rutinariamente realizamos, cada día, en los centros de salud”.

 

LA SEMANA SIN HUMO DE LA SEMFYC

La responsabilidad de la organización de esta actividad de la semFYC corresponde al Grupo de Abordaje del Tabaquismo (GAT) y al Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud (PAPPS) de esta sociedad científica. La actividad cuenta con el apoyo y el reconocimiento (está declarada de interés sanitario) por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, y tiene como objetivos principales:

Mostrar a las administraciones públicas el clima social favorable a regular más estrictamente los aspectos relacionados con el consumo de tabaco y productos derivados (empaquetado genérico, regulación del cigarrillo electrónico, exposición al humo en terrazas y vehículos -especialmente cuando hay niños-, etc.), pues dicha regulación ha demostrado reducir la prevalencia de tabaquismo en la población y, consecuentemente, evitar sufrimiento y muerte prematura entre las personas que fuman y sus familias.

Sensibilizar a la sociedad y a las administraciones, para seguir avanzando en las medidas (normativas y de otro tipo) que eviten que nuestros adolescentes se inicien en el consumo de tabaco y productos relacionados.

Informar a los fumadores de los beneficios que tiene para su salud y su calidad de vida el abandono del tabaco.
Motivar y movilizar a todos los profesionales sanitarios, especialmente a los de Atención Primaria, para que realicen intervenciones preventivas y terapéuticas sobre todas las personas que fuman.

Ofrecer tratamientos de deshabituación, de eficacia reconocida por la evidencia científica, en todos los centros de salud de nuestro país, incorporando también a la financiación pública la Terapia Sustitutiva de Nicotina (TSN), tanto en sus formas de liberación lenta como rápida.

El lema elegido para este año es ¡Qué bello es vivir…Sin humo!, emulando el título de la famosa película de 1946, dirigida por Frank Capra y con James Stewart como protagonista. Como en el film, podemos cambiar un desastroso futuro previsible de las personas que fuman (en la película, de una ciudad), implicándonos activamente en prestarles ayuda para superar su mortal dependencia, para lo que disponemos de un buen número de recursos (intervención breve, terapia conductual, fármacos de primera línea…), que poseen una relación beneficio-riesgo y coste-efectividad superior a buena parte de las actividades que realizamos rutinariamente, en nuestras jornadas laborales.