COVID-19 y contaminación

Fecha de publicación: 09 de julio de 2020

La epidemia por COVID-19 ha tenido un pésimo impacto en la salud de las personas. Sin embargo, confinarnos en casa para luchar contra el coronavirus ha supuesto una tregua para el planeta.

Un informe de Ecologistas en Acción 1, señala un descenso del 55% de la contaminación atmosférica en la segunda mitad de marzo, comparado con el año pasado. Según menciona, los niveles de dióxido de nitrógeno (NO 2) durante el estado de alarma han sido los más bajos en el mismo período durante la última década. También se ha observado una disminución de las partículas en suspensión y de los niveles de ozono.

En esta línea, un estudio de la Universidad Politécnica de Valencia 2 cifra en un 64% la reducción media de los niveles de NO 2 en diversas ciudades españolas, tales como Barcelona (83%), Castellón (76%), Madrid (73%), Alicante (68%), Bilbao (66%), Gijón (65%), Valencia (64%), Málaga (55%) y Zaragoza (52%).

Una disminución de NO 2 que también se percibe en las imágenes del satélite Copernicus de la Agencia Espacial Europea, al comparar la situación desde el 13 de marzo al 13 de abril de 2020 con el mismo período en 2019. 3 La reducción de la contaminación del aire que ponen de manifiesto estos estudios, atribuida a la reducción del transporte y la actividad industrial por el estado de alarma, reflejan que es posible combatir la emergencia climática con un cambio de políticas.

Por eso, en la “nueva normalidad” el desarrollo económico deberá ser sostenible, con el objetivo de conseguir cero emisiones. Tenemos la oportunidad de reducir el transporte motorizado, establecer zonas de bajas emisiones, apostar por el transporte público, facilitar los desplazamientos a pie y en bicicleta, favorecer a las industrias respetuosas con el medio ambiente… Ha llegado el momento de implantar medidas que mejoren la calidad del aire de forma permanente.