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La Interacción Interpersonal en el siglo de la comunicación, un artículo de José Luís Turabián

La Interacción Interpersonal en el siglo de la comunicación, un artículo de José Luís Turabián

Fecha de publicación: 13 de marzo de 2016

Recuperamos un artículo de José Luís Turabián, que fue Secretario de la Revista Dimensión Humana, publicado en el número de diciembre de 1998.


 


¿Alguna vez han estado ustedes en un buen sastre o modista para hacerse un traje a medida? Si no han tenido esa experiencia pueden acercarse a ella a través de estas líneas de la novela La Quinta Esquina, de Izrail Métter(1).


“- Si quiere – dijo Sepán Ivánovich -, podemos ir a ver a un sastre que conozco. Antes cosía fracs. Ahora trabaja en un taller especializado. Cose tanto para los jorobados como para los funcionarios importantes.

Era muy difícil ser recibido en ese taller, pero el viejo chófer me ayudó… …Stepán Ivánovich era amigo suyo desde hacía mucho tiempo. Fui aceptado en el taller y no me inquietaba en calidad de qué: como jorobado o como funcionario especial.
Recuerdo muy bien a ese sastre, no porque me hubiera cosido mi primer traje, sino porque de alguna manera impresionó mi imaginación.

- Manos a la obra – dijo Jacob Zajárovich, levantándose y desentumeciendo sus largos dedos, como hace un músico ante el piano -. Le ruego que camine hasta la ventana y luego vuelva haci mía.

Como hechizado llegué hasta la ventana.

- Compórtese con más soltura – pidió suavemente Jacob Zajárovich.

Me acerqué a él, tal y como me había ordenado.

Me colocó sus manos ligeras sobre los hombros y, con una apenas perceptible presión de los dedos, pareció extraer de mi figura la melodía, audible sólo para él, de mi futura chaqueta.

No era una charlatanería. Tenía frente a mí a un artista. En esos cortos minutos, yo era su tema favorito.

- Linda Nikolaievna – llamó Jacob Zajárovich -, le ruego que anote las medidas.

Y cuidadosamente, recorriendo mi cuerpo con sus dedos, dictaba en voz baja, no de corrido, sino haciendo pausas, durante las cuales atravesaban su rostro sombras de inquietud y de pensamientos.

- Hombro derecho: dieciocho centrímetros – dictaba Jacob Zajárovich -. Izquierdo: diecisiete. El omoplato derecho está medio centrímetro más arriba que el izquierdo.

Seguramente se dio cuenta de mi confusión, porque dijo:

- No se asuste: cada persona está hecha a su manera. Y sólo un verdadero maestro es capaz de descifrar ese secreto.

Nunca en mi vida he tenido un traje mejor que el que hizo Jacob Zajárovich…

Pero, de cualquier forma, no fue por eso por lo que Jacob Zajárovich me llegó al alma. Sino por haber sido el primero en dirigirse a mí como a una persona “hecha a su manera”, una persona que “no se parece a ninguna otra”.

Quizás hayan leído, en cambio, una novela más reciente: Empatía, de Sarah Schulman(2), de donde extraigo una posible descripción de la empatía:

“…En ese momento, al volverse ella hacia mí, deseé que me dijera algo que demostrara que me conocía, que me observaba, que sabía qué tipo de persona era yo. No una aprobación. No necesitaba que me diera su aprobación. Simplemente que se fijara”.
Y otra sobre “la escucha”;

“…Escuchar no es sólo esperar a que la otra persona acabe para hablar tú. Escuchar significa no tener nada que contestar hasta después de que lo hayan dicho todo”.

Lo que sí tal vez hayan tenido la oportunidad de ver es la película El sol del membrillo, Víctor Erice (3). ¿Que no? Pues se trata de un documental sobre el trabajo del pintor Antonio López, quien concienzuda, esforzada y minuciosamente realiza un trabajo contra el tiempo para captar en su pintura la luz del sol, siempre cambiante, sobre un membrillo en plenitud de sus frutos. Obtener un resultado con éxito es imposible. “Estar cerca (del membrillo) es más importante que el resultado”, dice al final de la película, Antonio López. Esta relación entre el pintor y la forma y luz del árbol, nos enseña también cosas de nuestra relación continuada como profesionales con personas – enfermos (crónicos)- cuyas curaciones biológicas no son actualmente posibles.

La relación profesional - paciente puede entenderse como toda aquella comunicación entre estos dos “actores” y sus ambientes, con el objeto de lograr en este último o en ambos, un aumento de la capacidad para su desarrollo o crecimiento. Conocer y entender es “amar” o, mejor, “gustar”. Si se entiende el comportamiento humano enseguida aparece un sentimiento de “calidez” (4). En este primer número del nuevo milenio, el Tema Central de HUMANA profundiza desde varios puntos de vista en la relación del médico con los pacientes, un tema todavía enigmático, y estas citas “artísticas” previas sólo persiguen ponerles en antecedentes. Pero además nos permiten pensar en otro paralelismo:

¿Cuál es la relación entre HUMANA y sus lectores? ¿Comunicamos lo que hacemos, lo que hemos hecho y lo que queremos hacer? ¿Facilitamos su comunicación sobre lo que hacen, lo que han hecho y lo que quieren hacer? ¿Estamos ayudándole a incrementar su capacidad de desarrollo, y usted nos está ayudando a nosotros y a otros lectores? Como en la relación con los pacientes, obtener su feedback es importante. Queremos leer e intercambiar comunicaciones entre lectores. ¡Esperamos sus Cartas al Director y el resto de sus posibles colaboraciones e interacciones! ¡El intercambio es más importante que el resultado!



 

REFERENCIAS

1. Metter I. La quinta esquina. Barcelona: Editorial Lumen: 1995

2. Schulman S. Empatía. Madrid: Alfaguara: 1995

3. Erice V. El sol del membrillo. España 1992. Película (133 minutos)

4. Lane K. The longest art- Devon: The Royal College of General Practitioners: 1992.