El estrés del cuidador/a

Cuidar a una persona dependiente no siempre es fácil y en numerosas ocasiones supone una notable fuente de estrés. Cuidar está asociado a importantes niveles de sobrecarga emocional y física, así como a numerosos costes personales, afectando a su trabajo y/o estudios, vida familiar, pareja, salud, ocio y tiempo libre. En definitiva, a su vida en general.

Es decir, el cuidador o cuidadora principal soporta cada día problemas físicos, emocionales y repercusiones en numerosos aspectos de su vida cotidiana que repercuten en su ámbito familiar.

¿Hay alguna forma de conocer cómo me afecta el ser cuidador?

Hoy en día se dispone de un test validado en nuestro país que ayuda a conocer si el cuidador se ve afectado por esta sobrecarga: Test de sobrecarga del cuidador de ZARIT.
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Test de sobrecarga del cuidador de ZARIT.

  1. ¿Siente que su familiar solicita más ayuda de la que realmente necesita?
  2. ¿Siente que debido al tiempo que dedica a su familiar ya no dispone de tiempo suficiente para usted?
  3. ¿Se siente tenso cuando tiene que cuidar de su familiar y atender además otras responsabilidades?
  4. ¿Se siente avergonzado por la conducta de su familiar?
  5. ¿Cree que la situación actual afecta de manera negativa a su relación con amigos y otros miembros de su familia?
  6. ¿Siente temor por el futuro que le espera a su familiar?
  7. ¿Siente que su familiar depende de usted?
  8. ¿Se siente agotado cuando tiene que estar junto a su familiar?
  9. ¿Siente que su salud se ha resentido por cuidar a su familiar?
  10. ¿Siente que no tiene la vida privada que desearía debido a cuidar de su familiar?
  11. ¿Cree que sus relaciones sociales se han visto afectadas por tener que cuidar de su familiar?
  12. ¿Se siente incómodo para invitar amigos a casa a causa de su familiar?
  13. ¿Cree que su familiar espera que usted le cuide, como si fuera la única persona con la que puede contar?
  14. ¿Cree que no dispone de dinero suficiente para cuidar a su familiar además de sus otros gastos?
  15. ¿Siente que será incapaz de cuidar a su familiar por mucho más tiempo?
  16. ¿Siente que ha perdido el control sobre su vida desde que la enfermedad de su familiar se manifestó?
  17. ¿Desearía poder encargar el cuidado de su familiar a otras personas?
  18. ¿Se siente inseguro acerca de lo que debe hacer con su familiar?
  19. ¿Siente que debería hacer más de lo que hace por su familiar?
  20. ¿Cree que podría cuidar de su familiar mejor de lo que lo hace?
  21. En general, ¿se siente muy sobrecargado por tener que cuidar de su familiar?
Este test nos da información sobre el grado en que la atención a una persona dependiente altera el bienestar físico, psicológico, económico y social del cuidador o cuidadora, hasta qué punto este se ve sobrecargado, sobrepasado, superado por el cuidado y todo lo que implica. Cuanto más alta es la puntuación, mayor es el nivel de sobrecarga experimentado por el cuidador o cuidadora.
Puntuación de cada item
(Sumar todos para obtener el resultado)
Frecuencia:
Nunca = 1 punto.
Casi nunca = 2 puntos.
A veces = 3 puntos.
Bastantes veces = 4 puntos.
Casi siempre = 5 puntos.

* Puntuación máxima de 110 puntos.

Para conocer su nivel se sobrecarga tan solo tiene que sumar las puntuaciones de cada una de las 22 preguntas.
De este modo obtendrá una puntuación total que oscilará entre 22 y 110 puntos. De manera general se considera que:

Los que obtienen puntuaciones entre 22 y 46 puntos, no presentan sobrecarga, es decir, aunque puedan sentirse algo molestos o ansiosos por la situación de cuidado, no se ven superados por esta.

Los que obtienen puntuaciones entre 47 y 55 puntos presentan una sobrecarga leve; es decir, son personas en las que su bienestar comienza a verse afectado por el cuidado.

Los que obtienen puntuaciones entre 56 y 110 puntos presentan una sobrecarga intensa; son personas que se ven claramente superadas por lo que les sucede, que se sienten agobiados e incluso angustiados por la tarea que han de desempeñar.
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Cambios en las relaciones familiares

Pueden aparecer conflictos en el seno de la familia, por desacuerdos en la atención e implicación de los familiares en el cuidado de la persona dependiente. Es habitual en nuestro medio que la figura del cuidador sea femenina y también encontramos diferentes grados de implicación de los familiares.

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Cambios emocionales

Las personas cuidadoras se ven expuestas a un buen número de emociones y sentimientos. Algunos son positivos, como los sentimientos de satisfacción por contribuir al bienestar de un ser querido. Pero también, se dan con frecuencia algunos negativos, como la sensación de impotencia, sentimientos de culpabilidad, rechazo hacia la persona dependiente, soledad, preocupación o tristeza.

Tampoco hay que olvidar que la incorporación de la mujer en el ámbito laboral, con poco tiempo libre disponible, puede transformar la satisfacción de cuidar en una obligación, en una pesada carga e incluso llegar a culpabilizar a la persona que se cuida como origen de su estrés, y de frecuentes discusiones en la pareja.

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Cambios sobre la salud

El cuidado prolongado de un familiar termina afectando a la salud de las personas cuidadoras como consecuencia del estrés que ha llevado.

Habitualmente, estas personas se encuentran cansadas y tienen la sensación de que su salud ha empeorado. Es frecuente la aparición de síntomas asociados a la ansiedad como insomnio, irritabilidad, dolores musculares, cervicales, lumbares, alteraciones digestivas, cefaleas, etc.

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Consecuencias laborales

Los cuidadores o cuidadoras que trabajan suelen experimentar un conflicto entre las tareas de cuidado y las obligaciones laborales. Tienen una sensación de estar incumpliendo tanto en el trabajo (por absentismo, falta de puntualidad, etc.) como en el cuidado del familiar (por no poderle dedicar más tiempo).

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Dificultades económicas

Son frecuentes las dificultades económicas, tanto porque disminuyen los ingresos (al disminuir la dedicación laboral) como porque aumentan los gastos derivados del cuidado del familiar (adaptaciones en el hogar, etc.).

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Disminución de las actividades de tiempo libre

La situación de la persona cuidadora, provoca una disminución del número de actividades sociales y de ocio que anteriormente realizaban, lo que puede producir sentimientos de aislamiento social y soledad.

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Sentimientos de culpabilidad

Ante el dilema de ingresar a un familiar dependiente en una residencia, aparece un conflicto intenso con sentimientos de culpa. Es una de las decisiones más difíciles que debe tomar, ya que por claudicación e imposibilidad de seguir ocupándose del familiar, el cuidador o cuidadora debe trasladar este a una residencia.

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Es muy importante detectar las señales de alarma que preceden a las alteraciones emocionales de la sobrecarga de la persona cuidadora, para poder intervenir con la suficiente antelación y no esperar a que se cronifiquen y lleguen a convertirse en irreversibles.

Como cuidador o cuidadora conviene estar atentos si sepresenta uno o varios de los siguientes síntomas:

  • Cansancio y pérdida de energía y vitalidad, sueño excesivo.
  • Aislamiento.
  • Aumento en el consumo de bebidas alcohólicas, tabaco y/o fármacos ansiolíticos o hipnóticos.
  • Problemas de memoria, dificultad para concentrarse.
  • Desinterés por las actividades y personas.
  • Aumento o disminución del apetito.
  • Irritabilidad y enfados frecuentes y sin motivo aparente.
  • Cambios frecuentes de humor o de estado de ánimo, nerviosismo, tristeza, frustración.
  • Problemas en el lugar de trabajo.
  • Problemas económicos.
  • Castigos desproporcionados, trato despectivo o vejatorio hacia la persona que se cuida.

Algunos consejos que pueden prevenir el desgaste de la persona cuidadora:

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No espere a tener que decir «no puedo más». Sepa pedir ayuda, va en ello su salud y la de los suyos:
  • Si necesita ayuda, pídala abiertamente, no espere a que los demás la vean agotada o a que lo adivinen. Uno solo a veces no lo puede llevar.
  • Diga de forma clara y concreta el tipo de ayuda que necesita. Es mucho más fácil saber lo que uno necesita si se expresa claramente.
  • Pida consejo a su médico/a o a su enfermero/a o al trabajador/a social de su centro de salud o ayuntamiento. Ellos le informarán sobre centros de ayuda y estimulación. A veces uno piensa que en otro sitio no le van a cuidar mejor que usted.
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Cuídese llevando un vida sana
  • Duerma lo suficiente. La falta de sueño va afectando lentamente y sin darnos cuenta en nuestra salud. Si por la noche no duerme suficientemente, utilice algunos momentos para descansar por el día como la siesta.
  • Haga ejercicio con regularidad. El ejercicio físico es una forma excelente para combatir tanto la depresión como la tensión emocional y tiene un efecto directo favorable sobre la salud.
  • Mantenga su red social con los amigos y familiares. No se aísle como consecuencia de los cuidados.
  • Deje algunos momentos al día para usted. Pida ayuda para ello.
  • Salga de casa y que le substituyan los familiares o amigos.
  • Mantenga sus aficiones: la lectura, el cine, etc.
  • Piense en los demás miembros de su familia y no los descuide.
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Organice su tiempo
  • Anticípese a los contratiempos que puedan surgirle.
  • Llevar una vida ordenada le permitirá asignar los recursos de los que disponga.
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No asuma más de lo que pueda llevar

Una tendencia frecuente es hacer tareas que la propia persona a la que cuidamos puede hacer de forma autónoma, como vestirse, comer, etc. No lo haga ya que esa persona dejará de hacerlas y aumentará su carga.

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Aplíquese los derechos asertivos de la persona cuidadora
  • Derecho a dedicar tiempo y actividades a nosotros mismos, sin sentimientos de culpa.
  • Derecho a resolver por nosotros mismos aquello que seamos capaces y derecho a preguntar sobre aquello que no comprendamos.
  • Derecho a ser tratados con respeto por aquellos de quienes solicitamos consejo y ayuda.