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"El entorno y las alteraciones del ánimo influyen en la salud cardiovascular", entrevistamos a Yolanda Ortega, ganadora de una Beca Isabel Fernández en 2010 que acaba de publicar su tesis con datos de 401.000 personas

Fecha de publicación: 06 July 2017

Desde #noticiassemFYC entrevistamos a Yolanda Ortega, ganadora en 2010 de una Beca Isabel Fernándezmédica de familia del ICS Salou y Vocal de Formación y docencia de la Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària (CAMFiC) que acaba de publicar una tesis analizando datos de hasta 401.000 personas, el 80% población catalana con síndrome metabólico.


 

Buenos días Yolanda, muchas gracias por concedernos esta entrevista. En primer lugar, felicitarte por haber publicado IMPACTE DE LA DEPRESSIÓ I/O L’ANSIETAT EN L’APARICIÓ D’ESDEVENIMENTS CARDIOVASCULARS EN UNA COHORT AFECTADA DE SÍNDROME METABÒLICA (IMPACTO DE LA DEPRESIÓN Y / O LA ANSIEDAD EN LA APARICIÓN DE EVENTOS CARDIOVASCULARES EN UNA COHORTE AFECTADA DE SÍNDROME METABÓLICO), una tesis en la que has trabajado durante los últimos años. En tu introducción comentas que hace 10 años el Doctor Cabré te propuso seguir con su línea de trabajo, ¿qué pensaste en aquel momento, casi 4 años antes de conseguir la Beca de la semFYC?


Con el Doctor Cabré somos compañeros desde la Residencia y él, en un gran acto de generosidad, me cedió los avances en los que había trabajado. Él hizo su tesis sobre síndrome metabólico y sabía de mi ilusión para hacer una tesis sobre este tema. En este momento actual, en el que tengo a un residente al que estoy ayudando también en el mismo sentido, me doy cuenta de la importancia de esa solidaridad. Fue un regalo, yo introduje mis propias ideas y campo de estudio. Si te fijas la tesis está llena de citas que van en ese sentido de persecución de los temas que yo quería estudiar: De como el dolor mata. Parece sabiduría popular, lo vemos en expresiones tan normales como “se me rompe el corazón” que expresan literalmente una cuestión médica y fisiológica que podemos cuantificar o “quien llora mucho muere antes”. Con el Doctor Cabré ampliamos el foco en la exploración de este campo, preguntándonos “¿Qué más influye en el síndrome metabólico?”. Fuimos buscando qué más podía influir en episodios cardiovasculares y seguimos esta línea. Creo que la tesis es muy exacta y tiene muchísimos datos que justifican la solidez de sus conclusiones. A lo mejor haría falta estudiar ese mismo ámbito en población “sana” ya que esta tesis tiene como objeto de estudio la población con algún tipo de dolencia cardiovascular. Hasta el 80% de la población de Cataluña.


En tu justificación personal hay una frase que choca mucho, dices “siempre me ha sorprendido este paciente que acumula tantos despropósitos vitales y que empieza a enfermar. ¿Se trata de un azar?” ¿Cuál es la conclusión a la que has llegado tras terminar la tesis?


La depresión y la ansiedad influyen, del mismo modo que el entorno ambiental y social del paciente. Lo que hemos demostrado es que las mujeres más deprimidas tienen más enfermedades y, además, de cierto tipo. En los entornos deprimidos hay más UVC’s que en los ricos. En los entornos con más recursos hay, por el contrario, más infartos, aunque tienen menos posibilidad de morir a causa de estos que en un entorno con pocos recursos. Eso es debido al acceso a la salud que en las zonas de residencia de la población con más recursos es más accesible. Otro dato curioso es que la gente suele morirse más en el entorno rural, en las mismas franjas de edad y por las mismas razones analizadas en la tesis que en los entornos urbanos. La única diferencia significativa con respecto a la población que vive en ciudades, es que en el entorno rural se fuma más. Pero más allá de muchos datos secundarios que son muy interesantes, el objetivo que perseguía la tesis era el de llegar a la conclusión que la gente con síndrome metabólico y con depresión tiene un 30% de posibilidades más de morir que alguien que no tenga depresión. Eso demuestra que el entorno y las alteraciones del ánimo influyen en la salud cardiovascular.


¿Existe una unidad o medida de cuantificación respecto a la relación entre el estrés y el efecto sobre la salud?


La tesis recoge los registros en la historia clínica de los pacientes con presencia de diagnóstico de depresión o ansiedad en el CIE 10, es decir, es un estudio retrospectivo, a partir de una base de datos con 400.000 pacientes.


En primer lugar, cuando empezamos el trabajo, no teníamos esa fuente tan valiosa de información. Al principio, seleccioné un conjunto de pacientes a los que pasé un cuestionario de ansiedad, depresión y eventos vitales estresantes. Al cabo de un año repetí el cuestionario con los mismos pacientes y lo que me encontré fue que los eventos más estresantes estaban relacionados con factores estacionales, como pasar las vacaciones con la familia o la comida de Navidad. Eso, en realidad, nos hizo pensar que la ansiedad es una cuestión temporal, que se genera en un momento en concreto. En aquel momento decidí parar el estudio porque era difícil conseguir datos de ansiedad y depresión fiables a partir de los pacientes directamente dado su alto nivel de infidelidad en las respuestas a los cuestionarios, estaban demasiado influenciados por las circunstancias del momento. Entonces conseguimos la beca SIDI AP que me permitió acceder a una base de datos que podíamos aplicar. La ansiedad y la depresión la pudimos cuantificar si estaban indicadas como episodios abiertos en su historial. Los datos más fiables están en esa base de datos.


¿El hecho de poder cuantificar el resultado entre nuestro estrés y nuestra salud nos permitirá estar más sanos?


No. Nos permitirá estar más alerta, prestar más atención. Sí que podemos decir “tengo a un paciente con depresión con un riesgo límite, deberé ser más exhaustivo”, pero son dolencias y circunstancias que forman parte de la vida.


Curar nuestra mente o intentar que esté lo más estable posible parece un acto preventivo. ¿Por qué una vez nuestro cuerpo ya ha enfermado debemos seguir esforzándonos en mantener una mente sana?


Básicamente porque si tienes la mente sana podrás controlar mejor tu enfermedad.


¿Padecer trastornos ante momentos de crisis vital es inevitable?


Forma parte de la vida. Nuestra salud mental y nuestra vida mental están condicionadas por el entorno. Es evidente que una persona con un entorno agobiante, una hipoteca, pocos recursos o que viva en una zona deprimida… tiene muchas más posibilidades de desarrollar una patología. Pero no existe una fórmula mágica para evitar los momentos difíciles.


Tras haberlo estudiado durante toda esta década, ¿dirías que socialmente existe una mala educación a nivel social que nos lleva a gestionar mal el estrés o la ansiedad?


No puedo valorarlo, el estudio no llega a la dimensión social. Lo que sí puedo decir es que la base de datos de esta tesis está hecha en el momento más alto de la crisis económica, y las circunstancias que se vivieron en aquel momento tuvieron y siguen teniendo afectaciones en la salud evidentes.


¿El factor económico es absolutamente determinante o el hecho de tener una vida material segura no es un factor protector ante ciertas patologías?


No, queda muy claro que cuando agregamos el índice socioeconómico, todo el mundo enferma igual, con características diferentes, pero con circunstancias iguales y en la misma proporción en todos los entornos. Evidentemente, tal y como te comentaba antes, el acceso a la salud o la cercanía, por ejemplo, a un Centro de Salud, hacen que haya entornos donde los índices de mortalidad varíen, pero las características de las enfermedades y, finalmente, la mortalidad, son exactamente iguales en todas las clases sociales y zonas.



En ese sentido, a menudo pensamos que vivir en el entorno rural es más seguro ante dolencias psicológicas, sin embargo, en tu tesis demuestras con datos que ciertos ambientes urbanos tienden a provocar menos patologías que el mundo rural. ¿Podríamos decir que cada persona tiene un entorno que es el más conveniente para su salud?


No hay un entorno neutro que sea perfecto para nuestra salud y que nos proteja para siempre de problemas psicológicos o cardiovasculares. Un ejemplo de ello es la existencia de la depresión endógena. Ningún entorno puede ser neutro porque nuestra mente y nuestra fisiología tampoco lo son. Incluso si existiera un entorno que lo fuera, seguirían existiendo otras situaciones que nos harían padecer, sufrir y desarrollar problemas.


Más allá de las opiniones que podamos expresar, tu tesis tiene la grandísima fortaleza objetiva de partir de una muestra de 400.000 sujetos. Ese hecho lo convierte, sencillamente, en una obra extraordinariamente sólida. ¿Por qué querías que el estudio fuera tan exhaustivo?


Cuando presenté la tesis me lo preguntaron: ¿Por qué has utilizado una base de datos tan amplia de 400.000 personas? Principalmente porque la tenía. Podía trabajar con todos los datos a nivel informático y ya que era posible trabajar con la base total ¿por qué no hacerlo? Nos aportaba un nivel de riqueza único.


Respecto al tema de los tratamientos, tu tesis define la evolución y el uso de ciertos fármacos para mejorar la calidad de vida de personas con depresiones o trastornos, así como los riesgos que estos conllevan. ¿Cómo podemos conseguir lograr un equilibrio entre los beneficios del tratamiento y sus riesgos?


Respecto a los parámetros de síndrome metabólico, te a voy a poner un ejemplo: Si a mi dicen que tengo una glicemia superior a 110, no se considera que soy una persona diabética, a pesar de que estoy al límite, en cambio con una glicemia 125 sí que se me considera diabética y debo seguir un tratamiento. Está claro que si formo parte del grupo tengo una tendencia. Por otro lado, lo que hemos observado es que en ese segundo grupo de personas que deben seguir tratamiento, se produce un mayor número de infartos que en el primero y presuponemos que esto es debido a que tienen un grado mayor de enfermedad. Es decir, como criterio de síndrome metabólico, los dos grupos de personas están en riesgo, pero la mayor diferencia es que las del primer grupo no siguen ningún tratamiento y las del segundo sí. Yo no diría que el tratamiento produce más episodios cardiovasculares porque los grados de enfermedad son distintos, pero es un elemento a tener en cuenta.


A nivel de género, ¿has observado alguna tendencia de cambio entre el riesgo tradicionalmente alto entre los hombres y más bajo entre las mujeres?, ¿Los hombres tienen más tendencia a tener infartos?


No, no hay grandes diferencias entre personas por razón de género. Pero hay un dato relevante. Lo que hemos visto, por ejemplo, es que, entre los hombres fumadores, en la mayor parte de los fenotipos, el riesgo de infarto es mayor. Sin embargo, para las mujeres con depresión y síndrome metabólica, constatamos que el hecho de fumar no supone un factor que aumente significativamente el riesgo de infarto, si no que las no fumadoras tienen más infartos. Como mínimo en 9 de los 16 fenotipos analizados, las mujeres no fumadoras sufren más infartos. No sabemos por qué pasa, pero más allá de eso, antes de hacer cualquier tipo de valoración, hay que remarcar que son mujeres con síndrome metabólica cuyas características y su salud no son extrapolables a la población sana.


Finalmente, ¿en qué sentido te ha sido útil la Beca Isabel Fernández de la semFYC?


Sobretodo me ha servido a nivel de reconocimiento institucional, estoy muy agradecida y contenta de que la Medicina de Familia esté dando estos pasos hacia la universidad y la investigación y animo a todos los colegas de la especialidad a que se “enreden” a hacer investigaciones y trabajos.


¡Muchas gracias por tu colaboración y muchas felicidades de nuevo!


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