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Medicina basada en la evidencia: una potente herramienta para la toma de decisiones clínicas

Medicina basada en la evidencia: una potente herramienta para la toma de decisiones clínicas

Fecha de publicación: 17 de julio de 2023
Los médicos y médicas de familia tienen acceso a centenares de publicaciones científicas hoy día. Un exceso de información que puede complicar, y mucho, la toma de decisiones clínicas en la consulta. Además, se estima que el 50% de lo que se aprende durante la carrera, está desactualizado al cabo de 5 años, algo que exige que estos profesionales estén constantemente formándose.



Con este trasfondo, son necesarios especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria que sepan cómo utilizar la evidencia de forma eficiente y flexible, de acuerdo con los valores y preferencias de cada persona. Aparte, es fundamental un compromiso de las instituciones y servicios de salud para promover la práctica clínica basada en la evidencia.



Evitar riesgos y seleccionar la información



“La medicina basada en la evidencia (MBE) es tan importante en la práctica clínica, en primer lugar, para evitar someter a los pacientes a intervenciones innecesarias, que no les aporten nada y que supongan un riesgo”, explica Rafa Rotaeche, coordinador del Grupo de Trabajo de Medicina Basada en la Evidencia de la semFYC.



Este médico de familia explica que la MBE surgió en los años 90 en Canadá y el Reino Unido y detalla cómo se pone en práctica: “El proceso de MBE tiene como punto principal el hecho de saber estructurar las necesidades de información; el segundo paso es saber encontrar la información; el tercer aspecto es evaluarla críticamente y, en última instancia, aplicarla al paciente teniendo en cuenta sus valores y preferencias”.



Las vacunas, claro exponente de MBE



La pandemia del COVID-19 ha sido un ejemplo de que hemos aprendido a gestionar de manera más rápida las evidencias, acelerando los procesos burocráticos y teniendo disponibles vacunas de distintas plataformas, que ya se estaban estudiando con anterioridad. Se generaron muchas discrepancias por la rapidez de su implantación, pero hay que comprender que esa rapidez se debe a la agilización de los procesos burocráticos”, afirma Ana Pilar Javierre, coordinadora del Grupo de Prevención de Enfermedades Infecciosas y Vacunas del PAPPS de la semFYC.



De hecho, el proceso de inclusión de una vacuna en el calendario vacunal, es un exponente significativo de cómo utilizar la evidencia para fomentar la promoción y prevención de la salud. En este sentido, Javierre detalla que “los comités de vacunas y las personas técnicas que toman las decisiones en salud pública valoran todos los estudios publicados y revisiones sistemáticas que aporten evidencia” y añade que “para que una vacuna se incorpore en el calendario vacunal, aparte de todos estos datos, hay que valorar la carga de la enfermedad, la morbilidad que tiene y si no tenemos otra manera más eficaz de prevenirla que mediante una vacuna. Valorando los estudios pivotales, la carga de la enfermedad, el coste-beneficio y aspectos de carácter ético, se determina si se incluye o no una vacuna en el calendario vacunal”.



Novedades en antibióticos



En el contexto del aumento de las resistencias microbianas y en base a la evidencia científica, se han introducido cambios a la hora de prescribir antibióticos. José María Molero, miembro del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la semFYC, los detalla: “Se está trabajando por reducir el uso de antibióticos y las pautas de tratamiento (la mayoría, entre 5-7 días); disminuir el espectro de antibiótico a la etiología más probada, que evitan los de amplio espectro, especialmente los que cubre Gram-negativos; utilizar la prescripción diferida en infecciones respiratorias altas, en las que pueda existir dudas sobre la necesidad o no de antibioterapia; y ayudarse en la toma de decisiones sobre la necesidad de antibioterapia con pruebas diagnósticas rápidas, ya que existe una clara correlación entre su uso y los correspondientes niveles de resistencia a los antimicrobianos de las bacterias responsables y otras expuesta al antibiótico”.



Molero también apunta algunos organismos que recogen datos científicos para evitar el uso inadecuado de los antibióticos: “Disponemos del análisis de monitorización del consumo de antimicrobianos (prescripción de antibiótico por los profesiones y consumo por la población), así como la información que aporta el eurobarómetro sobre relación de la población europea con los antibióticos que elabora el ?Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC)”. Además, este médico de familia sostiene que “en España el Plan Nacional Resistencia Antibióticos (PRAN) hace unos años ha puesto en marcha unos mapas de consumo en salud humana (en el sector comunitario y hospitalario) y veterinaria, y los distintos servicios de salud también tienen sus indicadores de prescripción de antibióticos”.



La actividad física, respaldada por la evidencia



Además de facilitar la práctica clínica, la MBE es un recurso fundamental para la promoción y prevención de la salud. Algo que se ve reflejado, por ejemplo, en los datos científicos que existen acerca de los beneficios de la actividad física. Sobre esta cuestión, la médica de familia Montserrat Romaguera puntualiza que “las recomendaciones más actualizadas en este ámbito son de noviembre de 2020, cuando la OMS publicó su nueva guía sobre el tema”.



Romaguera, que es portavoz del Grupo de Trabajo de Actividad Física y Salud de la semFYC, describe dichas recomendaciones: “Todos los niños y adolescentes, sanos y con algún tipo de discapacidad o enfermedades, deberían realizar, como mínimo, una hora cada día de una actividad entre moderada e intensa todos los días de la semana; mientras que  “las personas adultas y mayores, también con discapacidad o con alguna patología, cuanta más actividad física lleven a cabo, mejor: como mínimo, debería ser media hora cada día durante cinco días a la semana de actividad moderada, o bien tres por semana de actividad intensa. Además, deberían realizar un mínimo de dos días por semana actividad de fuerza, ya que con la edad, se pierde masa muscular y se producen fracturas osteoporóticas”.



Los algoritmos, aliados



En 2019, y fruto de un trabajo de dos años, el Grupo de Trabajo de Diabetes de la semFYC, lanzó un algoritmo para simplificar el abordaje diario en Atención Primaria de los pacientes con diabetes tipo 2. Un ejemplo de MBE, que Ana Cebrián, médica de familia y miembro de este grupo, describe como “una herramienta construida por médicos y médicas especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria, con especial interés en diabetes, que recogieron todos los estudios publicados en esta materia, y realizaron una traducción de toda la base científica existente a la práctica en las consultas de Atención Primaria”.



Respecto a los algoritmos, Cebrián resalta que “ayudan mucho a la hora de la toma de decisiones en la práctica clínica” y en relación a la MBE, destaca que el algoritmo impulsado por la semFYC  “contribuye a un correcto diagnóstico y manejo integral de la diabetes tipo 2: aborda el control glucémico, pero también de presión arterial, de lípidos, y de todo lo que conlleva esta enfermedad, e incluye recomendaciones de dieta y ejercicio físico, y farmacológicas”.



Formarse periódicamente



Respecto a la importancia de la formación en MBE, Rafa Rotaeche expone que “la semFYC realizará, de aquí a poco tiempo, un curso on line en esta materia, que está muy orientado a usar la evidencia ya filtrada, como pueden ser los up to date, las guías de práctica clínica basadas en la evidencia o las revisiones sistemáticas”.



Esta formación está impulsada por el Grupo de Trabajo de Medicina Basada en la Evidencia de la semFYC, que surgió en el año 2006 y es transversal (puede dar apoyo a todos los otros grupos de la semFYC) y que trabaja con intensidad para aportar más ciencia al arte de ejercer la medicina.